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Hábitos Financieros
¿Qué son los Hábitos?
Los hábitos son comportamientos automáticos que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida. Estos comportamientos se han vuelto tan comunes que los realizamos sin pensar, de forma inconsciente. Aunque no siempre seamos conscientes de ellos, los hábitos tienen un gran impacto en nuestras vidas, incluidas nuestras finanzas.
Todos tenemos hábitos, algunos buenos y otros malos, que afectan distintas áreas de nuestra vida. En este capítulo, nos enfocaremos en los hábitos financieros: aquellos comportamientos que determinan cómo manejamos nuestro dinero.
Malos Hábitos Financieros
Identificar los malos hábitos financieros es el primer paso para mejorarlos. Algunos ejemplos comunes incluyen:
- No llevar un presupuesto: Muchas personas no planifican sus ingresos y gastos mensualmente, lo que hace que pierdan el control de su dinero.
- Gastar más de lo que se gana: El uso de tarjetas de crédito sin tener en cuenta el presupuesto disponible puede llevar a gastar más de lo que se tiene, generando deudas difíciles de pagar.
- No ahorrar para emergencias: No tener un fondo de emergencia preparado significa que cualquier gasto inesperado puede convertirse en un problema financiero importante.
- Compras impulsivas: Comprar cosas sin planificar o sin comparar precios puede llevar a gastar más de lo necesario y acumular artículos innecesarios.
- Pagar el mínimo en tarjetas de crédito: Solo hacer pagos mínimos en las tarjetas de crédito genera altos intereses, lo que prolonga la deuda y hace que termine costando mucho más.
- No planificar para la jubilación: Muchas personas retrasan el ahorro para la jubilación, lo que puede generar un futuro incierto y sin los recursos necesarios para una buena calidad de vida.
- No llevar un registro de las deudas: No saber cuánto se debe o a quién se le debe puede hacer que las deudas se acumulen y sea difícil establecer un plan para pagarlas.
- Pedir préstamos innecesarios: Utilizar préstamos para gastos que no son esenciales o para mantener un estilo de vida más alto del que se puede pagar es una práctica peligrosa.
- Ignorar pequeños gastos: Gastos como el café diario, las suscripciones no utilizadas o las compras de impulso pequeñas pueden parecer insignificantes, pero a largo plazo suman una cantidad importante de dinero.
- No comparar precios ni buscar ofertas: Comprar sin investigar precios o aprovechar descuentos lleva a pagar de más por productos o servicios que podrían conseguirse a mejor precio.
Buenos Hábitos Financieros
Adoptar buenos hábitos financieros es clave para mejorar nuestra salud financiera. Algunos ejemplos son:
- Elaborar un presupuesto mensual: Crear un presupuesto para planificar los ingresos y gastos. Esto permite saber exactamente en qué se está gastando el dinero y ajustar cuando sea necesario. Un buen hábito es revisar el presupuesto al menos una vez a la semana.
- Ahorrar de forma consistente: Destinar un porcentaje fijo de los ingresos al ahorro. Idealmente, se recomienda ahorrar al menos el 20% de los ingresos, pero cualquier cantidad regular es mejor que nada. Se puede automatizar el ahorro transfiriendo una parte del sueldo a una cuenta de ahorros tan pronto como se reciba.
- Tener un fondo de emergencia: Establecer un fondo para emergencias que cubra de 3 a 6 meses de gastos esenciales. Este fondo brinda tranquilidad y evita el uso de tarjetas de crédito o préstamos en momentos de emergencia.
- Evitar deudas de alto interés: Limitar el uso de tarjetas de crédito y evitar pagar solo el mínimo. Si ya se tiene deuda, un buen hábito es pagar más del mínimo y priorizar aquellas deudas con tasas de interés más altas.
- Gastar menos de lo que se gana: Mantener un estilo de vida dentro de las posibilidades reales. Esto significa evitar las compras impulsivas y reducir los gastos innecesarios, ayudando a mantener un equilibrio saludable en las finanzas personales.
- Inversión inteligente: Utilizar parte de los ahorros para invertir. Esto puede ser en fondos de inversión, acciones, bienes raíces, o incluso en educación personal para mejorar habilidades laborales. Invertir ayuda a aumentar el patrimonio.
- Seguir la regla de las 24 horas para compras impulsivas: Antes de hacer una compra no planificada, esperar 24 horas para evaluar si realmente es necesaria. Este hábito ayuda a evitar el gasto en cosas que en realidad no se necesitan y a reducir las compras por impulso.
- Revisar y planificar metas financieras: Establecer metas financieras a corto, mediano y largo plazo. Revisarlas de manera regular ayuda a mantenerse motivado y ajustarse si es necesario para alcanzar esos objetivos.
- Registrar los gastos diarios: Llevar un registro detallado de los gastos diarios para identificar patrones de gasto y áreas donde se pueda reducir. Herramientas como aplicaciones de gestión financiera pueden facilitar este proceso.
- Aprovechar el pago automático de facturas: Configurar el pago automático de facturas para evitar recargos por pagos atrasados y así mejorar la calificación crediticia. Este hábito ayuda a mantener las finanzas organizadas y evita estrés innecesario.
Identifica y Evalúa tus Hábitos Financieros
El primer paso para cambiar tus hábitos es tomar conciencia de ellos. Esto significa observar detenidamente nuestras acciones diarias y reconocer cuáles de ellas están contribuyendo de manera positiva o negativa a nuestras finanzas personales. Realiza una lista de todos tus hábitos financieros, tanto buenos como malos, usando los ejemplos anteriores como referencia. Al hacerlo, es importante ser honesto contigo mismo para que la evaluación sea lo más precisa posible.
Luego, cataloga cada uno según si lo consideras un hábito bueno o malo, y anota por qué crees que es positivo o negativo. La idea es mantener y fortalecer los hábitos buenos y trabajar para cambiar o eliminar los hábitos malos. Esto requiere un compromiso constante y un enfoque consciente en mejorar nuestras acciones, recordando siempre que los pequeños cambios sostenidos con el tiempo pueden conducir a grandes resultados.
Pequeños Cambios, Grandes Resultados
No es necesario hacer una transformación gigantesca de la noche a la mañana para obtener los resultados que deseamos. Pequeños cambios, cuando se realizan de manera constante, pueden hacer una gran diferencia en nuestras finanzas. La clave está en ser constante y repetir los buenos hábitos hasta que se conviertan en una parte automática de nuestra vida.
Las Cuatro Reglas para Formar Buenos Hábitos
Una técnica efectiva para formar buenos hábitos se basa en cuatro reglas:
- Hágalo obvio: Coloca recordatorios visibles o haz que el hábito sea fácil de recordar para que no se te olvide hacerlo. Por ejemplo, si quieres registrar tus gastos diariamente, coloca un post-it en un lugar visible, como la mesa de noche, para recordarte anotar tus gastos al final del día. Puedes también utilizar tu teléfono móvil para programar alarmas.
- Hágalo atractivo: Vincula el nuevo hábito con algo que disfrutes para aumentar la motivación y hacerlo más agradable. Por ejemplo, si quieres revisar tu presupuesto semanalmente, hazlo mientras tomas una taza de tu café o té favorito para que se sienta como un momento agradable.
- Hágalo fácil: Simplifica el hábito tanto como sea posible para que no haya barreras que te impidan hacerlo. Empieza con pequeñas acciones. Por ejemplo, si quieres comenzar a ahorrar, empieza con una pequeña cantidad que no afecte tu presupuesto, como $10 por semana, para que sea fácil de mantener.
- Hágalo satisfactorio: Busca una forma de recompensarte cuando realices el hábito, para que se sienta bien hacerlo y quieras repetirlo. Por ejemplo, cada vez que cumplas con tu objetivo de ahorrar una cierta cantidad de dinero, date una pequeña recompensa, como ver una película que te guste o disfrutar de una comida especial.
Es fundamental cambiar nuestra mentalidad hacia una actitud positiva para mejorar nuestra situación financiera. La formación de la identidad que deseamos es crucial: debemos vernos y actuar como la persona exitosa que queremos ser. Si no creemos que podemos lograrlo, difícilmente alcanzaremos nuestras metas. Es importante decidir qué tipo de persona queremos ser y luego probarnos a nosotros mismos que, con pequeñas acciones, podemos alcanzar los logros deseados. Además, debemos enfocarnos no solo en el objetivo final (como, por ejemplo, eliminar nuestras deudas), sino también en el proceso (por ejemplo, abonar un poco más de la cuota mensual del crédito para reducir el plazo o la porción de los intereses) y en la identidad que queremos construir (como mentalizarnos como una persona organizada y disciplinada que puede cumplir sus metas).
Crear Buenos Hábitos para Mejorar tus Finanzas
De nada sirve conocer la teoría de las finanzas personales si al final no la aplicamos en nuestra vida y cambiamos nuestros hábitos. Es importante tomar acción y usar herramientas que nos faciliten este proceso. Por ejemplo, utilizar una aplicación móvil para llevar el seguimiento de nuestros gastos e ingresos y compararlos contra nuestro presupuesto en tiempo real puede ser una excelente manera de simplificar la gestión de nuestras finanzas y asegurarnos de que estamos avanzando hacia nuestras metas financieras.
Si deseas aprender más sobre la teoría de hábitos, te recomendamos leer el libro Hábitos Atómicos de James Clear. Es un excelente recurso para mejorar todos nuestros hábitos y lograr cambios positivos en diferentes áreas de nuestra vida.